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Un cambio climático que está en la puerta de nuestras casas

Desde hace décadas los diferentes informes sobre el futuro del planeta elaborados por expertos auguran un futuro incierto. El cambio climático ha saltado del papel, a la realidad cotidiana de millones de personas que ha visto en pocos años un aceleramiento preocupante de los fenómenos adversos, récords de temperaturas máximas, sequías interminables, huracanes devastadores y olas de calor e incluso de frío más severas.

En este artículo no vamos a alimentar el debate sobre las causas del cambio climático y las medidas para evitarlo. Nos vamos a centrar en lo que podemos hacer durante los próximos años y décadas para adaptarnos a unos cambios más que evidentes en el presente y que posiblemente continuarán.

Nuestra zona de confort climática

El clima se está extremando a marchas forzadas y la velocidad que están tomando estos cambios está poniendo a prueba nuestra capacidad de reacción. El equilibrio o zona de confort al que estamos acostumbrados es mucho más débil de lo que pensamos. Un pequeño cambio en este equilibrio para la tierra, puede suponer un gran cambio para nosotros. La distribución del calor por el planeta y en definitiva, la circulación atmosférica y oceánica, provoca diferentes climas. Cada país se ha ido adaptando a estas condiciones a lo largo de generaciones.

Hay ciudades donde un chaparrón puede suponer un caos, al no estar acostumbrados a la lluvia. Del mismo modo una ciudad como Vigo, acostumbrada a recibir una media elevada de lluvias al año, no está preparada para sufrir un déficit de lluvias tan prolongado como el padecido en los últimos años. Otras ciudades con menos agua de la que ha caído en Vigo, desarrollan su actividad sin ningún tipo de problema. 

La capacidad de reacción y adaptación debe ser como mínimo igual de rápida que el cambio climático. En Galicia debemos prepararnos y adaptarnos a este tipo de sequías en el futuro, para paliar de la forma más efectiva sus consecuencias. No podemos pensar que la sequía es algo impropio de nuestro clima, cuando el clima no existe como algo rígido e inalterable. El clima no es más que la media de las condiciones atmosféricas que se han producido en un determinado lugar durante un largo periodo de tiempo (30 años). Tendemos a pensar erróneamente que el clima que nos ha tocado vivir desde nuestra infancia o un par de generaciones atrás, es el propio o "normal". 

Cambios climáticos pasados

El clima de Galicia ha pasado por etapas más frías, más húmedas, más secas y en definitiva por variaciones en algunos casos abruptas, que ha obligado a sus gentes a adaptarse. 

En España hemos conocido perores sequías que la actual, hemos visto el río Ebro congelado (Pequeña edad de hielo) y muchos extremos que podemos encontrar en la documentación de caracter civil y eclesiástico, conservada en los archivos históricos. A. Alberola (ed Cátedra, 2014)

Cuando un cambio climático se desarrolla de forma lenta y progresiva, la capacidad de adaptación del ser humano es más sencilla. Conforme van siendo evidentes nuevos patrones meteorológicos recurrentes, nos vamos adaptando. ¿Qué pasa si los cambios se suceden de una forma más abrupta? Si hacemos un balance de las consecuencias del cambio climático en los últimos años a escala global, no resultará difícil encontrar numerosas anomalías, récords, aumento claro en la frecuencia e intensidad en los extremos meteorológicos y un lago etc. 

El cambio climático está en la puerta de nuestra casa

No tenemos que salir de España para ver estas anomalías que son más que evidentes en el día a día desde hace demasiado tiempo. En España en estos momentos no podemos hablar de 4 estaciones meteorológicas bien definidas. El verano tiende a alargarse para casi hacer desaparecer el Otoño. Nos estamos acostumbrando a un "Veroño". La sequía ha alcanzado una magnitud preocupante y ha puesto a prueba nuestra capacidad de adaptación. 

Los comportamientos que venimos observando en la atmósfera, sobre todo en los últimos años, nos hacen pensar que estamos inmersos en una dinámica de cambios que no necesariamente van a llegar de forma progresiva.

Por lo tanto es de vital importancia que comencemos a plantearnos poner en marcha medidas para igualar la rapidez en la que nos podemos adaptar a los extremos meteorológicos venideros. Estos extremos no necesariamente serán de sequías o temperaturas elevadas, como hemos comentado en diversos artículos, los cambios en la circulación atmosférica y oceánica pueden traernos olas de frío más severas y otros fenómenos adversos. 

Lo expuesto en este artículo es una valoración de Iberomet. Hay diferentes escenarios y opiniones sobre el futuro de nuestro clima. Nosotros te dejamos el enlace a la web oficial del IPCC  Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático.

 

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