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La mayoría de las personas saben que hablar de un anticiclón en meteorología es casi siempre hablar de buen tiempo. Decimos casi siempre porque no siempre es así. Las altas presiones pueden dar lugar a nieblas persistentes e incluso intensos vientos en algunas ocasiones.

De hecho las temperaturas más bajas en Invierno se suelen registrar cuando tenemos altas presiones que facilitan cielos despejados, dejando escapar el calor acumulado en la superficie por radiación solar durante la noche.

Pero ¿por qué motivo no se producen lluvias cuando tenemos encima un anticiclón?

La circulación del aire entre borrascas y anticiclones tiene un patrón fijo que lleva el flujo desde los segundos a los primeros. En las borrascas el aire se eleva (convección) favoreciendo el ascenso de agua en forma de vapor que al llegar a capas altas de la atmósfera y enfriarse, se condensa formando gotas de agua cada vez más grandes que terminan precipitando.

El aire que asciende deja un vacío que debe ser rellenado llegando desde las altas presiones. Este aire que asciende por las bajas presiones, se dirige nuevamente a las altas presiones por las capas altas de la atmósfera y cuando llega tiene que bajar para regresar a las bajas presiones, creando un circuito constante de intercambio de vientos. 

Subsidencia

Al ver este circuito, podemos entender que en las altas presiones no se pueden formar las nubes de lluvia al descender los vientos desde las capas altas a la superficie. Realmente la mecánica es la opuesta para que ascienda el vapor y formen las nubes. Es lo que se conoce como subsidencia.

Esto cuando tenemos un centro anticilónico fuerte y consistente, ya que pueden darse situaciones en las que tengamos altas presiones relativas (Más débiles) en las que si son posibles algunos signos de inestabilidad y por ende precipitaciones. Un anticiclón de más de 1030Hpa podemos considerarlo fuerte y por debajo de 1020Hpa comienza a mostrar signos de debilidad. Las bajas presiones relativas las encontramos en los 1012 o 1016Hpa que siendo ya presiones altas son compatibles con inestabilidad si tenemos aire frío en altura, como por ejemplo las famosas tormentas de verano. 

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