En los meses cercanos al verano la radiación solar es mayor en nuestro hemisferio, por lo que tenemos menor aire frío acumulado. Este aire frío es uno de los ingredientes esenciales para la formación de borrascas en nuestras latitudes.
Las borrascas se nutren de la interacción de dos masas de diferente naturaleza. La primera es precisamente el aire frío de origen polar que se acumula en mayor medida en los meses de Otoño e Invierno, cuando la radiación solar es nula en el polo, y muy inferior en el resto del hemisferio. Al haber más aire frío acumulado en el polo, es mucho más fácil que éste descienda a latitudes medias. Cuando esto sucede y se encuentra con el aire cálido y húmedo de origen tropical, se activa la génesis de un ciclón conocido como ciclogénesis.
Durante los meses de menor radiación solar, este tipo de interacciones se produce con mayor frecuencia, dando lugar a las borrascas que nos dejan el tiempo inestable y en ocasiones frío propio de nuestro clima.
Estos procesos de ciclogénesis se producen sobre lo que se conoce como Jet Stream o corriente en chorro, una corriente de aire situada en la alta troposfera que separa el aire frío del polo del aire cálido subtropical. De la circulación más al norte o sur del Jet Stream, dependen la entrada de borrascas por la península. Hay Inviernos en los que el Jet Stream apenas circula por las cercanías de la península, por lo que las borrascas nos afectan en menor medida. En cambio en otros como el Invierno del 2014, el Jet circula por latitudes más bajas con insistencia, provocando los famosos Trenes de Ciclogénesis Explosivas.