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¿Supone un riesgo creciente para la península el aumento de los procesos explosivos?

En lo que llevamos de Otoño, Europa occidental ya ha visto gestarse dos potentes ciclones extratropicales (borrascas con valores de presión muy bajos) desplegando vientos huracanados y olas gigantes. El primer ciclón se gestó muy cerca de nuestras costas, en una transición extratropical del huracán Ophelia.

El segundo hace tan solo una horas que ha impactado sobre las Islas Británicas, antes de sufrir un proceso de ciclogénesis explosiva en aguas del Atlántico. 

Imagen de satélite del 21-10-17 en la que apreciamos el ciclón ya en fase madura al suroeste de las Británicas.

Desde el año 2009 con la llegada del ciclón Klaus, los impactos de este tipo de fenómenos en las costas europeas, incluida España, han sido relativamente frecuentes. España ha tenido que activar avisos de máximo nivel (rojo) ante vientos huracanados y olas de más de 10 m en varias ocasiones. Aunque el impacto directo de este tipo de ciclones no es tan frecuente en nuestro país como en otros puntos de Europa occidental más septentrionales, lo cierto es que el aumento de este tipo de eventos en aguas del Atlántico norte es evidente. 

El año pasado Galicia recibió el impacto de dos ciclones KURT y LEIV. Ambos con una caída de presión abrupta y vientos muy intensos. Principalmente el primero, que dejó registros no muy lejanos a los 200kmh. En la última década la red de estaciones meteorológicas de Galicia ha visto como sus anemómetros se movían a velocidades similares en varios episodios. Xynthia el propio Klaus y otros ciclones con una génesis que obligó a seguir de cerca cada salida de modelos ante el riesgo potencial. 

Algunos de estos episodios han llegado a "sorprender" a los propios modelos, impactando en tierra sin dar tiempo a activar los avisos pertinentes. Un ejemplo claro es el ciclón Floora el 14 de Enero de 2010. 

Secuencia donde podemos ver la gestación de bajas de mesoescala muy cerca de la península.

En muchas ocasiones estos eventos se gestan a partir de bajas secundarias, como vemos en la secuencia superior. Tenemos gran cantidad de aire frío desde Terranova hasta el Oeste de Europa con centros ciclónicos principales. En el seno de esta inestabilidad y como actores secundarios, nacen pequeños centros de bajas presiones, también llamadas bajas satélite. En ocasiones, estas depresiones de reducidas dimensiones, sirven de germen para el desarrollo de poderosos ciclones. 

Eventos complejos de modelizar y pronosticar

Este tipo de eventos son muy complejos de modelizar, ya que entra en juego una gran cantidad de energía, que interactúa en un corto espacio de tiempo, por este motivo, recibe el nombre de ciclogénesis explosiva: cilo = ciclón, génesis = formación. Realmente cuando escuches la palabra ciclogénesis, no quiere decir que viene un temporal o el fin del mundo. Todas las borrascas que nos afectan nacen de una ciclogénesis, ya que borrasca o ciclón, son dos formas de llamar a un centro de bajas presiones. Otra cosa es que lleve el añadido de "explosiva", lo cual quiere decir que su presión desciende de forma brusca (-20hPa en 24) lo que casi siempre da lugar a un poderoso ciclón con vientos huracanados (No siempre). 

Por ejemplo: podemos tener una ondulación isobárica saliendo de Terranova en dirección a las costas de Europa, y en su trayecto dos masas de aire opuestas, cálida y húmeda de origen subtropical y fría de origen polar, se encuentran e interactúan, dando lugar a la rápida profundización de esa ondulación, que en pocas horas se va cerrando y formando un centro en el que los valores de presión pueden caer de forma drástica, llegando en ocasiones a los 930hPa. Tenemos un "monstruo meteorológico" gestado por el choque de dos masas opuestas con vientos de más de 200kmh que van presionando la superficie marítima hasta elevar olas de más de 15-20m. 

Sin ser siempre tan extremo, este tipo de eventos está siendo cada vez más frecuente y forma parte casi de la normalidad invernal en áreas de Europa como Irlanda, Reino Unido, Países bajos, Alemania y otros puntos cercanos. 


23-10-17 - ¿Por qué están aumentando los procesos explosivos en el Atlántico norte?

Dentro del contexto de cambio climático se contempla desde hace décadas el aumento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos adversos. Para entenderlo tan solo tenemos que comprender algo: Los fenómenos meteorológicos responden a un intento de buscar el equilibrio por parte de la atmósfera. Toda la energía que mueve el sistema atmosférico proviene del sol. La tierra recibe de forma distinta la radiación entre los polos y el ecuador, por lo que se calienta más en unas zonas que en otras. La atmósfera por medio de los vientos, desplaza masas de aire, para buscar el equilibrio que lógicamente nunca llega al mantenerse la primera condición (diferente radiación polos-ecuador). Toda esta energía provoca diferentes fenómenos meteorológicos. 

Bien, tenemos claro que el sol es el principal "motor". Vamos a verlo todo como un gran sistema de circulación poniendo un símil con el cuerpo humano. El sol es el corazón, que bombea la sangre hasta la tierra (Radiación solar). En la tierra esta "sangre" circula por las venas y arterías (corrientes marinas, células convectivas, corriente en chorro). El calor se distribuye por toda la tierra. La piel de la tierra es la atmósfera, que protege todo el sistema de agresiones externas y mantiene una temperatura constante. La atmósfera retiene parte del calor que nos llega del sol y permite que salga el resto para lograr una temperatura media compatible con la vida actual.

Pero ¿qué sucede cuando a un cuerpo humano le comienza a subir la temperatura? se comienzan a producir cambios para solucionar cuanto antes el problema. Aunque parezca una comparación lejana, la tierra está "viva" y tiene sus mecanismos para restablecer y compensar los desajustes. En este caso vamos a ver los síntomas sin hablar de la causa:

  • Aumento de la temperatura en la atmósfera.
  • Aumento de la temperatura en los océanos.

Con solo estos dos síntomas, podemos comprender al menos parte de las causas del aumento de los fenómenos adversos.

Primero partimos de la base de que la tierra se ha calentado mucho en los últimos años, lo que se traduce en más energía.

El aumento de la temperatura en los océanos y en la atmósfera, aumenta la evaporación y por tanto más energía disponible en la atmósfera. Si pones una cacerola al fuego con agua, verás que a mayor temperatura, más evaporación se produce. Aquí ya tenemos una posible respuesta al aumento en la virulencia de los huracanes. Los huracanes se alimentan de la evaporación de las aguas y a mayor temperatura, más cantidad de energía disponible para su desarrollo. 

Esto sucede en zonas tropicales, donde partimos de un aumento de la energía y vapor de agua disponibles a causa del calentamiento global. Bien, ahora vamos a ver que puede estar sucediendo en latitudes medias, donde nos encontramos nosotros. Estamos en una zona donde convergen masas de naturaleza opuesta. Masas de origen polar y subtropical. Estas masas están separadas por una de las arterias de la circulación general. El Jet Stream. A lo largo del Jet, se forman las famosas ondulaciones que comentamos al inicio del artículo. En este punto se desarrollan las borrascas, alimentadas por el choque de ambas masas.

Las ciclogénesis explosivas se desarrollan en un ambiente favorable con muchos factores que se tienen que dar en el momento adecuado. Nos vamos a centrar en esta interacción de masas. Desde latitudes más bajas llega la masa de aire cálida y húmeda para encontrarse con otra fría y seca de latitudes altas. El ciclón podemos verlo como el encargado de mezclar estas dos masas formando un remolino que gira, enviando el aire cálido a latitudes altas por su parte delantera y el frío a latitudes bajas por su parte trasera. Es un motor o una bomba que responde a una necesidad de compensar las diferencias térmicas. 

Vale, ahora volvamos a recordar el aumento de la temperatura en la superficie del mar, presente en zonas tropicales y también en zonas templadas. Es decir, la masa que llega desde el sur, está más cálida y tiene mayor capacidad de extraer humedad. Cuando se encuentra con la masa fría, el contraste y el aporte de humedad es mayor, además de la mayor temperatura en la superficie oceánica que también se encuentra en nuestras latitudes. El "motor" tiene que trabajar más rápido y con mayor virulencia para compensar el contraste. 

Pero no termina aquí nuestra teoría. La tendencia a una circulación más meridional del Jet, provoca un mayor desalojo de aire frío sobre el Atlántico, lo que también favorece los choques de masas. Una circulación más meridional es indicador de un vórtice polar debilitado que permite estos descensos de aire frío a latitudes medias. 

Resumiendo por lo tanto, no es difícil entender que si tenemos más calor en la atmósfera y océanos hay más energía para alimentar los fenómenos meterológicos ya sea por convección o interacciones. La tierra buscará el equilibrio y actuará en proporción.

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