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¿Fue un periodo frío?

Cuando hablamos de la Pequeña Edad de Hielo (PEH) es muy probable que muchos piensen en un periodo de intenso frío prolongado. Este pensamiento es correcto a medias, pues durante la PEH se sucedieron olas de frío históricas con olas de calor no menos excepcionales. 

Entre los siglos XIV y XIX Europa y otros puntos de hemisferio norte fueron testigos de un comportamiento de la atmósfera anómalo y en muchos momentos severo.  

Marcados extremos

La PEH fue un periodo climático de marcados extremos con periodos extremadamente fríos alternados con otros muy cálidos. Como indica A. Alberola en su estudio sobre la PEH  (ed Cátedra, 2014) el verano de 1666 fue especialmente caluroso en Londres; las estructuras de las casas de madera se resecaron en exceso con el lógico aumento del riesgo de incendio. El 2 de Septiembre se desencadenó un incendio que afectó a buena parte de la ciudad, hasta que la lluvia ausente durante meses comenzó a caer con fuerza contribuyendo a sofocar el fuego.

El Invierno de 1683/1684 dejó el sudoeste de Inglaterra congelado bajo un metro de hielo.

Masas de hielo flotantes llegaron a las costas de Inglaterra y el norte de Francia, bloqueando el acceso a los puertos. Londres a finales de Enero de 1684 se encontraba cubierto por una capa blanca gélida, con el río Támesis congelado.  Los campos de cultivo ofrecían una imagen desoladora, con los sembrados, arbolado y vegetación destruidos. 

Sin embargo el verano de 1685 fue extremadamente caluroso, dando paso a un invierno extremadamente frío, en el que se congeló el río Támesis, para dar paso a un verano de 1686 nuevamente asfixiante.

Estas bruscas oscilaciones más acusadas durante la primavera y el verano, perjudicaron gravemente las vendimias entre 1687 y 1703, con veranos en los que las temperaturas eran extremadamente bajas. Durante estos años además de cambios bruscos de tiempo, se sucedieron violentos vendavales, como el que azotó las costas del norte de Europa a finales de noviembre de 1703. 

Los siguientes veranos hasta 1707 fueron extremadamente cálidos, con numerosas muertes en Francia a causa de deshidrataciones y diarreas infantiles. 

La importancia del estudio del pasado

Estos registros que gracias a historiadores como Armando Alberola podemos consultar después de un arduo trabajo, nos muestran una imagen detallada del clima del pasado. Los acontecimientos climáticos dejaron una huella en la sociedad que muchas veces el hombre contemporáneo olvida, pero que tiene un incalculable valor para poder comprender los cambios climáticos presentes. 

Bajo nuestro punto de vista, este comportamiento anómalo durante la pequeña edad de hielo guarda una relación directa con el movimiento de la corriente en chorro o Jet Stream. Una circulación muy ondulada y ralentizada o estacionaría de la corriente en chorro, traería en sus ramales descendentes desalojos de aire polar sobre Europa durante largos periodos, provocando olas de frío duraderas y contundentes. Por contra en sus ramales ascendentes, arrastraría masas de aire cálidas desde latitudes más bajas, provocando intensas olas de calor. 

El comportamiento en el presente

Diversos estudios recientes han encontrado una correlación entre el comportamiento anómalo de la corriente en chorro y los eventos extremos de inicios del siglo XXI. La mortal ola de calor de 2003 en Europa, las nevadas históricas en USA de 2014, la cadena de ciclones extratropicales que afectaron las costas de Europa el mismo año con olas gigantes que afectaron al norte de España. 

En el año 2010, más de 55.000 personas murieron en Rusia a causa de la ola de calor más sofocante de su historia. En otro punto del planeta las lluvias torrenciales provocaban en Pakistán el desastre natural con mayores pérdidas de su historia. 

La sequía que asoló California también está bajo la lupa de estas investigaciones.

Según un artículo publicado en abril de 2013 por un grupo dirigido por Vladimir Petoukhov, del Instituto de Investigación sobre Impacto Climático de Potsdam, las ondulaciones del Jet Stream durante estos eventos extremos mostraron un patrón común: Las ondas, que normalmente se desplazan hacia el este, se detuvieron y se amplificaron de una forma muy notable. En algunos momentos los meandros permanecieron estancados durante largos periodos de tiempo, días o incluso meses.

Los científicos también demostraron que dicha configuración extrema duplicó su frecuencia durante los veranos de 2001 a 2012 en comparación con los 22 años anteriores.

Resumiendo: estudiando el comportamiento del clima en el pasado, podemos encontrar patrones que nos pueden ayudar a entender los comportamientos de la atmósfera en el presente. 

Las posibles anomalías del Jet Stream en la PEH se sucedieron después de un periodo cálido (Óptimo cálido Medieval), con un deshielo importante que entre otras cosas permitió la llegada y colonización de los Vikingos en Groenlandia. 

En un periodo cálido muy similar aunque distinto al Medieval y muy posiblemente agravado y acelerado por la actividad humana, es posible y decimos solo posible, que el Jet Stream esté mostrando en ocasiones un patrón parecido que nos está llevando a un desajuste de las estaciones con extremos cada vez más evidentes. 

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